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Biblioteca de Alimentos

NOMBRE Y DEFINICIÓN DEL ALIMENTO

La sandía o Citrullus lanatus, también conocida como melón de agua, pertenece, al igual que el melón, a la familia de las Curcubitáceas. Su característica principal es que está compuesta en su mayor parte de agua y su fruto, denominado en botánica pepónide, presenta principalmente forma redondeada, aunque también existen ovaladas, cilíndricos achatados por los extremos y, gracias a las técnicas de cultivo japonesas, incluso cuadradas. Es una de las frutas con mayor tamaño ya que puede llegar a alcanzar los 20 kilogramos y a desarrollar un diámetro de 30 centímetros.

Presenta una corteza dura y lisa, de 2-4 centímetros de grosor. Los colores de su piel y pulpa caracterizan de forma especial a la sandía por su bello contraste. El sabor de la sandía es una combinación entre acuoso-refrescante y jugoso-dulce, por lo que resulta una fruta muy atractiva de cara al caluroso verano.

HISTORIA

El origen de las sandías se sitúa en África, donde se encuentra muy valorada y es utilizada como fuente de líquido en estaciones secas cuando hay poca disponibilidad de agua. Muchas culturas de la antigüedad tenían en este fruto un medio muy práctico de transportar agua de un sitio a otro. En el desierto del Kalahari la sandía es una planta que crece espontáneamente, lo que la convierte en uno de los principales recursos para obtener agua tanto para el hombre como para animales. Parece ser que fue precisamente el desierto de Kalahari donde se originó la especie, según pudo comprobar el explorador David Livingston cuando la descubrió en su viaje al norte de Sudáfrica. A partir de este punto, se fue extendiendo por toda África, a medida que los colonizadores iban transportando sus semillas y frutos por toda África, desde allí fue exportada a Asia, Europa y América.

Sin embargo como planta cultivada aparece por primera vez en Egipto hace 5.000 años. Fue precisamente a lo largo de los márgenes del Nilo donde más sandías se cultivaron en la antigüedad.

VALORACIÓN NUTRICIONAL

La sandía está compuesta principalmente por agua, aproximadamente el 90%, aportando únicamente 21Kcal/100 gramos de alimento.

Tiene un elevado contenido en vitaminas:

Vitamina A es la más abundante, aparece en forma de carotenos, el principal es el licopeno, que es el colorante que tiñe a esta fruta de color rojo, tratándose de uno de los mejores antioxidantes.

Vitamina C aparece en menor proporción, entre otras virtudes ayuda a la cicatrización de las heridas, ya que ayuda a regenerar nuevos tejidos.

La sandía también contiene vitaminas del grupo B, destacando la piridoxina y la niacina.

No debemos olvidar la riqueza de minerales que contiene la sandía, especialmente magnesio y potasio.