Una dieta equilibrada y baja en calorías sería lo adecuado a seguir en estos casos. Para ello se debe:

• Realizar al menos, de cuatro o cinco comidas al día, para evitar largos periodos de ayuno, evitando comer entre las horas pautadas.
• No eliminar ningún grupo de alimentos.
• Consumir preferentemente verduras, frutas, cereales, legumbres, tubérculos y lácteos.
• Sustituir productos lácteos enteros por desnatados enriquecidos en vitaminas A y D. Las recomendaciones de lácteos están establecidas de 2 a 4 raciones al día.
• Evitar el abuso de alimentos ricos en grasas y limitar los productos altamente calóricos, sustituyéndolos por otros bajos en energía (encurtidos, hortalizas, infusiones, edulcorantes acalóricos).
• Sustituir frituras, guisos y comidas con salsas por elaboraciones al vapor, plancha o cocción.
• Aumentar el consumo de productos con alto contenido en fibra (verduras, cereales integrales).
• Añadir un máximo de 30 g día de aceite para cocinar y aliñar, optando preferentemente por el aceite de oliva virgen.
• Ingerir abundante agua (2-3 litros día).

También es importante realizar un deporte de tipo aeróbico de al menos media hora al día el mayor número de veces posibles como: andar, correr, bicicleta, nadar, aeróbic, etc. y llevar una vida activa y no sedentaria (Intenta subir las escaleras y no usar el ascensor, ir andando y no utilizar el coche para desplazamientos cortos, etc.).

Si existen problemas para poder seguir estas pautas o alguna patología relacionada con la alimentación, es aconsejable acudir a un especialista en nutrición para que pueda elaborar una dieta inpidualizada y realizar un seguimiento continuo de los hábitos diarios.