Actualmente no hay datos científicos que evidencien que el aceite de onagra pueda ayudar en el tratamiento de la pérdida de peso.

Sí, es verdad que aporta las mismas calorías que cualquier otro aceite, ya que independientemente del tipo de ácido grasos, el valor calórico de los aceites es el mismo prácticamente para todos. Por ello se debe tener en cuenta las calorías que aporta, 9 kcal/g.

Sin embargo el aceite de onagra posee otras propiedades beneficiosas. Este aceite esta constituido principalmente por ácidos grasos esenciales como el cis-linoleico y cis-_-linolénico, que serán los responsables en gran parte de sus beneficios. Aunque estos ácidos grasos esenciales, no solo se encuentran en el aceite de onagra, también se localizan en otros productos como los aceites de semillas y frutos, como el aceite de oliva, soja, girasol, maíz, etc.

Las indicaciones del aceite de onagra están aprobadas en el tratamiento sintomático de los eccemas atópicos, neuropatías diabéticas, mastalgia, artritis reumatoide, trastornos del sistema inmune y afecciones alérgicas. Asimismo, su uso ha sido recomendado por algunos ginecólogos para evitar la aparición de síntomas premenstruales (irritación, hinchazón, migrañas, depresión, acné, senos dolorosos, etc.) o durante la menopausia (sofocos o sequedad en las mucosas).

Muchos otros efectos positivos se relacionan con su capacidad para generar precursores de eicosanoides como las prostaglandinas, las cuales regulan el proceso inflamatorio.

Además, algunos estudios sugieren que la administración de aceite de onagra como complemento dietético puede resultar beneficiosa en enfermos aquejados de esclerosis múltiple y esquizofrenia.

Recientes estudios españoles han confirmado que el aceite de onagra posee una función protectora en tumores como el de mama, ovario y estómago. Esto se debe principalmente a que contiene ese ácido grasos esencial, perteneciente a la familia de los omega-6, denominado ácido gamma-linolénico, presente en grandes cantidades en el aceite de onagra. Este ácido graso es capaz de inhibir hasta en un 50 por ciento la acción un gen relacionado con la aparición y comportamiento agresivo de ciertos tumores humanos, siendo capaz de incrementar entre 30 y 40 veces la efectividad de determinados fármacos antitumorales. Además, se afirma que este ácido graso no solamente inhibe la proliferación de células tumorales, sino que también puede bloquear la capacidad de formar metástasis.

Por tanto puede ser, en cierto modo, útil su consumo siempre que no sustituya al aceite de consumo habitual que debe ser el aceite de oliva, ya que este posee mayores y variados beneficios muy demostrados científicamente.