¿Porque es dificil tratar la obesidad?
Los expertos opinan
José Enrique Campillo Álvarez
José Enrique Campillo Álvarez es natural de Cáceres. Doctor en Medicina por la Universidad de Granada. Completó su formación en las universidades de Lieja (Bélgica) y Oxford (Gran Bretańa). Desde el ańo 1981 fue catedrático de Fisiología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Extremadura. Su labor investigadora se ha desarrollado en la diabetes, la nutrición humana y el ejercicio físico. Su producción científica se ve reflejada en los numerosos artículos en revistas especializadas, capítulos en libros y libros completos relacionados con su especialidad. En la actualidad su dedicación científica se centra en diversos aspectos relacionados con la Medicina darwiniana o evolucionista. Sus últimos libros publicados sobre estos temas, son: El Mono Obeso, La Cadera de Eva, O Macaco Obeso y Comer sano para vivir más y mejor.
¿Por qué es tan difícil tratar la obesidad?
La obesidad está adquiriendo características epidémicas en las sociedades desarrolladas y en las llamadas economías emergentes (China e India, por ejemplo). El exceso de peso no es solo una cuestión estética, la obesidad es una enfermedad en sí misma y es promotora de numerosas enfermedades. La obesidad central, junto con la resistencia a la insulina, son la base del síndrome cardiometabólico, que afecta a más del 40% de los habitantes de esos países. El problema fundamental reside en que la obesidad es una enfermedad muy fácil de adquirir y muy difícil de tratar sin que ocurran recidivas.
Hoy sabemos que la obesidad resulta de la actuación de una serie de factores relacionados con un estilo de vida opulento, sobre todo la hiperalimentación y el sedentarismo. Estos factores influencian, a través de mecanismos epigenéticos la expresión de determinados genes que son los responsables de la hiperalimentación y la acumulación excesiva de grasa.
¿Por qué los seres humanos tenemos esta gran tendencia a la obesidad? ¿De donde surgen los genes promotores de obesidad? ¿Cuál es el mejor tratamiento para la obesidad? ¿Por qué es tan difícil adelgazar a un obeso? Podemos responder a estas preguntas desde una perspectiva evolucionista, utilizando los principios de la Medicina Darwiniana, que establece que muchas de las enfermedades que padecemos hoy surgen de una incompatibilidad entre nuestros genes de la Edad de Piedra, con la forma de vida de la Era Espacial.
Uno de los motores fundamentales de nuestra evolución ha sido el hambre. Sin poseer mucha fuerza, sin garras, ni colmillos, sin correr mucho y habitando un entorno poco favorable, nuestros ancestros nunca tuvieron las cosas fáciles para conseguir alimento. Dos circunstancias fundamentales contribuyeron a superar estas dificultades. Por una parte nuestro cerebro. Por otra la acumulación, a lo largo de la evolución, de mutaciones que favorecían la eficiencia en la acumulación de energía (grasa) en periodos de abundancia y que ahorraban el gasto en periodos de escasez. A este conjunto de mutaciones genéticas se les ha denominado Genotipo Ahorrador. Hoy conocemos algo más de una docena de estas mutaciones y las ventajas metabólicas que proporcionan en condiciones de vida difíciles, como las que vivieron nuestros ancestros.
Desde la invención de la agricultura y la ganadería hace 15.000 años y muy posteriormente el desarrollo de las técnicas científicas de producción de alimentos, la necesidad de poseer todo el catálogo de genes ahorradores dejó de ser imprescindible para sobrevivir. A lo largo de milenios los genes ahorradores se fueron diluyendo en la población. El problema es que cuando unos genes diseñados para sobrevivir en condiciones de vida difíciles se exponen a un ambiente de sedentarismo e hiperalimentación sus ventajas se convierten en inconvenientes y promueven enfermedad. Muchos factores ambientales y de estilo de vida activan la expresión de los alelos ahorradores mediante mecanismos epigenéticos.
Hoy día, la distribución de los genes ahorradores en la población adopta la forma de una campana de Gauss. En un extremo están aquellos que apenas han heredado genes ahorradores: siempre están delgados y si engordan recuperan el peso con facilidad con un plan de alimentación hipocalórico y algo de ejercicio. En el otro extremo están aquellos que han heredado en su genoma casi toda la dotación de genes ahorradores: siempre están gordos, hagan lo que hagan; en ellos el tratamiento, además de la dieta y el ejercicio, debe de ser farmacológico y con frecuencia quirúrgico. Entre medias está la mayor parte de la población, con diferentes porcentajes de genes ahorradores en su genoma y, por tanto, muestran una heterogénea respuesta ante el tratamiento de su obesidad.
En la actualidad, la ausencia de fármacos eficaces que actúen sobre los alelos ahorradores y sus consecuencias metabólicas, hace que el tratamiento de la obesidad sea muy difícil. Es como tratar las infecciones sin antibióticos y sin antibiogramas. Las compañías están haciendo grandes esfuerzos investigadores en esa dirección y en los próximos años dispondremos de fármacos que permitan un tratamiento individualizado de la obesidad, «a la carta genética» de cada individuo.
FIGURA: Distribución de los genes ahorradores en la población y las correspondientes estrategias terapéuticas.
BIBLIOGRAFÍA
1. Kagawa Y. et al.Single nucleotide polymorphisms of thrifty genes for energy metabolism: evolutionary origins and prospects for intervention to prevent obesity related diseases. Biochem Biophys Res Commun. 295:207-22, 2002.
2. Zimmet P., Thomas C.R. Genotype, obesity and cardiovascular disease. Has technical and social advancement outstripped evolution? Journal of Internal Medicine. 254: 114-125, 2003.
3. Campillo J.E.: El Mono Obeso (2004 y nueva edición 2010). Editorial Crítica, Barcelona, España.
4. Campillo J.E.: Comer sano para vivir más y mejor (2010) Editorial Destino, Barcelona, España.