obesidad en niños y adolescentes
Los expertos opinan
Luis A. Moreno
Doctor en Medicina y Cirugía y Profesor de Salud Pública en la Universidad de Zaragoza. Diplomado en “Nutrición Humana, Dietética y Dietética Terapéutica” y en “Salud Pública y Salud Comunitaria” en la Universidad de Nancy (Francia). Master en “Alimentación y Dietoterapia en el nińo y en el adolescente” en la Universidad de Zaragoza. Ha obtenido varios premios de investigación de ámbito nacional en el campo de la nutrición infantil, obesidad y arteriosclerosis. Miembro del Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN). Actualmente coordinador del Proyecto HELENA, financiado por la Unión Europea (6ş Programa Marco).
Obesidad en niños y adolescentes
La obesidad se define como un exceso de grasa en el organismo. Este exceso de grasa no representa solo un problema de peso, sino que está asociado a una serie de complicaciones, que aparecen desde la infancia. Si el exceso de grasa corporal persiste, ello puede acarrear graves consecuencias para estos niños y adolescentes en el futuro.
Salvo en algunos casos muy concretos, es difícil achacar la aparición de la obesidad a una sola causa. A menudo, múltiples factores intervienen en su desarrollo, en un contexto social que favorece un elevado consumo de calorías y un reducido gasto de las mismas. Una serie de factores relacionados con la alimentación se han involucrado con la aparición de obesidad, como son la ausencia de lactancia materna, un ingesta elevada de proteínas en los primeros años de vida y, posteriormente, patrones dietéticos poco saludables, que incluirían ingesta frecuente de bebidas azucaradas y de alimentos en restaurantes de comida rápida, consumo de picoteos frecuentes y aumento de tamaño de las porciones de alimentos consumidas.
Entre los factores que contribuirían en mayor medida a la disminución del consumo de calorías, se encuentra la televisión. Un aumento del número de horas dedicado a verla, se asocia a un incremento de la probabilidad de presentar obesidad en niños y adolescentes. Esto no ocurre con otras actividades sedentarias, como usar el ordenador o video-juegos, ya que su uso se compensa con una práctica elevada de actividad física. Ver la televisión se considera la actividad más pasiva, durante la cual los niños y adolescentes reciben además abundante información sobre alimentación, que no siempre es la más adecuada.
La presencia de obesidad en niños y adolescentes, se acompaña con frecuencia de numerosas complicaciones de muy distinto tipo, como son psicológicas, de las articulaciones y sobretodo, endocrino-metabólicas. Si la obesidad persiste, los niños pueden desarrollar de manera precoz diabetes de tipo 2. Este tipo de diabetes se presentaba clásicamente en la edad adulta, en general después de los 40 años de edad; en la actualidad, su comienzo se produce de manera cada vez más precoz.
Los niños y adolescentes obesos también desarrollan con frecuencia lo que se conoce como “síndrome metabólico”. Se trata de la presencia, de manera concomitante, de una serie de factores de riesgo cardiovascular: acumulo de grasa abdominal, elevación de la tensión arterial, presencia de dislipidemia (aumento de los triglicéridos y disminución del colesterol HDL) y aumento de la glucosa e insulina plasmáticas. Aquellas personas que presentan el síndrome metabólico tiene un riesgo muy elevado de presentar problemas cardiovasculares en la edad adulta, lo cual tendrá un impacto importante en su calidad de vida.
Como el contexto social es un factor determinante de la aparición de este problema, la respuesta al mismo la debe aportar la sociedad en su conjunto. Los profesionales sanitarios deben ejercer el liderazgo de la prevención de la obesidad, ya que ellos tienen los conocimientos necesarios para llevar a cabo los programas de la mejor manera posible. Los padres, sin sentirse culpables del problema o de los estilos de vida desfavorables de sus hijos, deben fomentar una dieta saludable y unos hábitos de actividad física que se mantengan hasta el final de la adolescencia.
El ámbito escolar será clave. El sistema educativo debe incluir la educación sanitaria que incluya los aspectos señalados, pero también debería ser un lugar en el que se compartan actividades saludables, como durante la comida o en las clases de educación física. El colegio debería ser también un lugar en el que se desarrollen actividades dirigidas a los padres, de tal manera que se facilite su papel como educadores y promotores de estilos de vida saludables en la familia.
Las empresas alimentarias tiene también un papel importante en la solución de este problema. Sin perder la perspectiva empresarial e incluso aumentando sus posibilidades de negocio, las empresas alimentarias podrían jugar un papel fundamental para facilitar la tarea de los padres, con el fin de aportar a los niños una alimentación más saludable. Se han dado ya algunos pasos, pero es necesario todavía mas compromiso por parte de este sector.
Por último, las administraciones públicas deben poner en práctica medidas legislativas y reglamentarias, sin las cuales, el papel del resto de sectores se verá enormemente dificultado.
En definitiva, la obesidad en niños y adolescentes es un problema frecuente y de importantes consecuencias para el futuro. Solo se podrá solucionar con el esfuerzo colectivo de todos los sectores involucrados.