Las redes de caadenas de valor alimentarias en el siglo XXi: Retos y oportunidades internacionales
Los expertos opinan
Isabel de Felipe
Licenciada en Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales. (Sección de Económicas y Comerciales)por la U. Complutense de Madrid. Dra. en Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad Complutense de Madrid. Prof. Titular de la Universidad Politécnica de Madrid.Estancia en Centros Universitarios extranjeros: Estados Unidos, México, Puerto Rico, Perú. Francia, Austria, Grecia, Alemania. Coordinadora/coautora de libros como: “Cadena de valor agroalimentaria: Análisis internacional de casos reales” (2011). Miembro del Consejo Asesor de Cooperación para el Desarrollo de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Coordinadora del Grupo de Cooperación de la UPM, PRODECAM
Las Redes de Cadenas de Valor Alimentarias en el siglo XXI: Retos y oportunidades internacionales
El libro ha sido coordinado y editado por los profesores D. Julián Briz y Dª Isabel de Felipe, de la Universidad Politécnica de Madrid, con un prólogo de D. Jesús Serafín Pérez, Presidente de FoodDrinkEurope.
La obra supone un paso más en el análisis de la cadena de valor, en un contexto de globalización creciente. Como estamos observando en diversas áreas (políticas, económicas y sociales) las interacciones entre países, mercados e instituciones, son cada vez más frecuentes e intensas. El sistema alimentario no es ajeno a esta tendencia y hoy día la competencia supera el nivel entre empresas de una cadena, habiéndose desplazado a una competencia entre cadenas, de ahí la idea de contemplar la Red de Cadenas, que engloba a nivel mundial todo el sistema alimentario.
La cadena de valor contempla un amplio escenario que supera el mero suministro de alimentos e incorpora las actividades que en ella se desarrollan y son de utilidad.
Según datos internacionales se produce el doble de alimentos de los que necesita la humanidad. La paradójica coexistencia del drama del hambre con la obesidad en la sociedad opulenta, responde a modelos diferentes de funcionamiento en las cadenas alimentarias.
Hay, por consiguiente, un problema de gestión en la cadena desde la producción hasta el consumo. Se necesita una visión global para corregir las situaciones deficitarias o excedentarias. En el ámbito institucional se busca un enfoque de creación de valor que mejore la competitividad. Dicho objetivo se vio reflejado en el consejo de Ministros de Agricultura de la UE, celebrado en Madrid en 2010, que destacó la importancia de la cadena de valor alimentaria como instrumento en las nuevas políticas y, recientemente en nuestro país, en la última restructuración ministerial a través del Ministerio de Economía y Competitividad.
El objetivo de la publicación es exponer una metodología de análisis de la cadena de valor, dentro de una visión global de Red. La contrastación internacional a través de los correspondientes expertos constituye una pieza clave. No olvidemos que los mercados son dinámicos y aunque los principios socioeconómicos pueden mantenerse, los instrumentos para lograrlos varían, por lo que las experiencias de las distintas cadenas y las medidas aplicadas por los diferentes países, pueden servir de base para nuevos programas.
En esencia, el reto es disponer de una metodología flexible que combine el rigor académico con la capacidad de resolver, en base a estudios empíricos, los problemas prácticos que se presentan, y donde la eficiencia técnica y económica se vea reflejada en las medidas políticas y empresariales que combinen la competencia viable, la ética profesional y la responsabilidad social.
El nuevo escenario en el que se desenvuelve el sector alimentario se caracteriza por su complejidad, dinamismo y crisis de los modelos actuales. Desde la demanda alimentaria nos encontramos con fuertes cambios debidos a la creciente urbanización que requiere canales comerciales más largos, lo que unido a la liberalización de los mercados, abre un horizonte internacional para el comercio exterior. En el lado de la oferta existe una etapa de masificación para satisfacer las demandas básicas en zonas marginales, en tanto que los mercados desarrollados se ven sometidos a una fuerte segmentación. Los productores, a través de las cadenas de valor, deben satisfacer modelos de consumo variopintos donde coexisten diferentes grupos étnicos. Las fuertes corrientes migratorias, tanto turísticas como laborales, obligan a una estrategia logística que pueda satisfacer, en el momento y tiempo adecuados, las nuevas exigencias. A todo ello hay que añadir la crisis económica, la falta de confianza entre los actores del sistema alimentario y el menor apoyo de los sectores públicos a la producción agraria.
Del modelo inicial agrarista basado en el consumo local se pasó al industrial con la transformación y elaboración de los alimentos. Posteriormente se ha evolucionado hacia la terciarización del sistema alimentario. Es el sector servicios el que lleva, en gran parte, la iniciativa y, consecuentemente, el poder negociador de la distribución va en aumento. Este modelo, que se ha experimentado en las economías desarrolladas, está siendo adaptado en otras economías con un proceso acelerado. A todo ello se está produciendo un solapamiento de funciones y reajustes entre los distintos canales comerciales. Así, el conocido tradicionalmente en productos frescos agricultor-mayorista-minorista se está viendo suplantado por una aproximación directa entre las grandes cadenas comerciales y los agricultores. Las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) permiten, a su vez, comunicar directamente al agricultor con el consumidor final.
La red nos ofrece un panorama multifuncional donde unas cadenas alimentarias compiten con otras, prevaleciendo las más eficientes. La transparencia y la observancia de unas reglas de juego prestablecidas son la base de una competencia adecuada. Las cadenas de valor son el elemento conductor de la información donde los participantes transmiten a sus contrapartes comerciales lo que está ocurriendo en el mercado. La cadena, a su vez, es sensible a la apreciación social de los servicios prestados. La fuerte volatilidad de los mercados alimentarios, especialmente acusada en la última década, obliga a los agentes sociales y económicos a la búsqueda de una viabilidad sostenible. Un buen conocimiento de la red alimentaria permite contrastar los distintos modelos existentes y las experiencias habidas en distintos lugares.
El libro esta estructurado en dos grande áreas. La primera tiene un carácter general que se centra en aspectos metodológicos y ocupa los 11 primeros capítulos con 300 páginas. La segunda parte describe casos específicos de cadenas de valor alimentarías y comprende otros 11 capítulos, desde la página 301 a la 580. Los capítulos incorporan al final unas cuestiones de auto evaluación que incentivan al lector a una reflexión. En el libro se expone la red de cadenas de valor alimentarias aplicada a tres escenarios político-económicos: países desarrollados, países en transición institucional hacia una economía de mercado y países en vías de desarrollo. Aunque el marco de actuación es distinto, el modelo permite hacer análisis comparados con un enfoque integral de agricultor a consumidor.
La publicación ha sido parcialmente patrocinada por la AECID, a través de un proyecto de cooperación centrado en la cadena de valor alimentaria, con un enfoque internacional. Los coordinadores hemos recogido la demanda del sector alimentario actual y, a través de diversos encuentros y conversaciones personales, hemos contactado a los otros autores todos ellos expertos reconocidos en sus materias, objeto de publicación. Somos 49 autores de 18 países, cuyo denominador común es la profesionalidad y experiencia en el tema. Los capítulos están en español o en inglés según el idioma seleccionado por el propio autor. Los autores desarrollan su actividad en universidades y centros de investigación e instituciones, como la internacional Food and Agribusiness Management Association, la European Platform Food for Life, el International Center for Food Chain and Network Research de Bonn, el Wageningen Research Center y el Instituto Agronómico Mediterráneo de Zaragoza, entre otros. Finalmente destacar la labor de Editorial Agrícola que desde el primer momento apoyó la iniciativa y llevó a cabo su publicación.
El público objetivo es amplio y variado. El mundo académico e investigador puede encontrar métodos de análisis y diversos enfoques aplicados según productos o países. Los empresarios, funcionarios, ONGD y estudiosos disponen de casos prácticos y juicios de valor personalizados que pueden orientarles. En esencia, se trata de informar, formar y estimular a crear los propios criterios de evaluación para mejorar la competitividad.