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la dieta tras la cirugía de la obesidad

Los expertos opinan

Isabel Higuera

Graduada en Nutrición Humana y Dietética. Actualmente trabaja como investigadora de la Fundación de Investigación Biomédica del Hospital General Universitario “Gregorio Marańón”. Realizando su labor en la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética en campos como la oncología, cirugía bariátrica, patologías digestivas, alergias alimentarias y TCA en el adulto. Es secretaria de la Asociación de Dietistas-Nutricionistas de Madrid. Colabora como monitora en proyectos de investigación de la Sociedad Espańola de Nutrición Enteral y Parenteral, así como imparte charlas sobre nutrición y alimentación en distintos ámbitos.

La dieta tras la cirugía de la obesidad

La obesidad es una de las enfermedades metabólicas más frecuentes en la actualidad, y su prevención y tratamiento son complejos. La OMS pronostica que de seguir esta tendencia de incremento de sobrecarga ponderal, esta afectará a toda la población europea en el año 2040, lo que supondrá gravísimas consecuencias en todos los indicadores de salud y tejido social del mundo desarrollado.
La obesidad mórbida(OM) es, en ocasiones, refractaria a los tratamientos conservadores que incluyen: modificación de hábitos de vida, dieta, actividad física y/o tratamiento farmacológico; con pérdidas de peso que en un 95% de los casos es recuperado a los dos años. Este hecho, ha dado lugar a que el tratamiento quirúrgico sea el tratamiento clínico coste-beneficio más efectivo, en comparación con el no quirúrgico.
La cirugía bariátrica(CB) ó cirugía de la obesidad tiene por objetivo conseguir una pérdida de peso suficiente y mantenida a lo largo del tiempo, de manera que permita controlar y mejorar patologías asociadas a la OM y mejorar la calidad de vida del paciente, con un número mínimo de complicaciones. Cómo tratamiento complejo, que incluye distintas técnicas quirúrgicas, no todos los obesos mórbidos tienen acceso a él, las indicaciones actuales en nuestro país se recogen en la Declaración de Salamanca de la Sociedad Española de la Cirugía de la Obesidad(SECO).

En el éxito de esta intervención influyen muchos factores (edad, sexo, factores socioeconómicos, culturales, geográficos, psicológicos, alteraciones de la conducta alimentaria, sedentarismo), por lo que la CB, como cirugía funcional,  no tiene los mismos efectos con respecto a las pérdidas de peso en todos los individuos. Posiblemente el factor más importante desde el punto de vista dietético, y que influirá en el tipo de dieta a realizar, sea el tipo de mecanismo que predomine en la cirugía. Este puede ser:

  • Restrictivo, por el cual al paciente se le limita la ingesta de alimentos mediante una disminución de volumen gástrico.
  • Derivativo, mediante el que se consigue modificar la fisiología de la digestión e inducir una malabsorción parcial, acortando el recorrido que los alimentos hacen a través del intestino.
  • Mixto, en el que se interviene a la vez sobre el estómago, reduciendo su capacidad, y sobre el intestino, haciendo habitualmente una derivación para acortar el asa alimentaria.

La CB requiere tratamiento nutricional, tanto antes como después de la intervención, para que la terapia dietética consiga asegurar una adecuada y mantenida pérdida de peso. Sin embargo, en la actualidad, no existen recomendaciones específicas de ingesta de nutrientes para este colectivo.
Las recomendaciones dietéticas generales tras la cirugía de la obesidad incluyen:

  • Realizar varias comidas al día, puesto que la capacidad de volumen gástrico en cada una de las comidas es muy pequeño.
  • Ingesta de líquidos fuera de las comidas en su mayor parte. Se debe seleccionar agua, refrescos sin azúcar, infusiones, soda sin gas. Los requerimientos del adulto son de 30-40cc/kg de peso al día, aunque estos requerimientos pueden incrementarse por distintas causas como en caso de fiebre (por cada grado, a partir de 37ºC, de elevación se incrementan las necesidades de líquidos en 10cc/kg de peso al día). Mantener un buen estado de hidratación tras la cirugía en ocasiones es difícil.
  • Mayor ingesta proteica, especialmente en técnicas malabsortivas, las necesidades diarias varían entre 0,8 g/Kg de peso ideal/día a 1,5 g/kg de peso ideal/día según la literatura. Ya que la proteína es necesaria para permitir la cicatrización de heridas, para mantener un adecuado estado nutricional y para preservar la masa muscular durante la pérdida de peso.
  • En caso de mala tolerancia a un alimento, este no debe rechazarse definitivamente de la dieta, sin intentar probarlo de nuevo transcurridas 3-4 semanas. Los alimentos que siguen tolerándose peor, incluso tras 5 años de la CB, son la carne y el arroz.

Pese a estas indicaciones y al seguimiento por parte de un equipo multidisciplinar (Médicos endocrinos, cirujanos, psicólogos, dietistas-nutricionistas) durante el periodo mínimo de 1 año, estudios a largo plazo han observado que la ingesta puede ser deficitaria, incluso a los 2 años de la intervención, lo que daría lugar a un colectivo especialmente sensible a la malnutrición (proteica y de micronutrientes).

Igualmente importante es conocer que muchos de los fracasos de la cirugía se deben a la falsa creencia generalizada de que se puede comer de todo mientras sea en poca cantidad, esto podría dar lugar a una ingesta de alimentos inadecuados, que aportan muchas calorías y pocos nutrientes esenciales (aperitivos, zumos, dulces), y que pese a perder o no peso de manera adecuada,  se tengan déficits de importantes nutrientes como : Hierro, zinc, vitamina B12, ácido fólico, vitaminas A, E y D…, normalmente asociados a la malabsorción que existe de estos tras la cirugía.

Durante la última década el número de procedimientos realizados se ha incrementado un 644%.  Se hace imprescindible la necesidad de especialistas familiarizados con el tratamiento de estos pacientes para una intervención exitosa.