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El efecto de la cerveza en el sobrepeso

Los expertos opinan

Javier Romeo Marín

Licenciado en Farmacia por la Universidad de Salamanca. Magister en Nutrición por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente trabaja en el grupo de Inmunonutrición en el Instituto del Frío del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid. Coautor del estudio: Consumo moderado de cerveza. Estudio nutricional e inmunológico en humanos y en animales de experimentación.

El efecto de la cerveza en el sobrepeso

El consumo de cerveza ha aumentado considerablemente a lo largo de la segunda mitad del siglo pasado en muchos países europeos, ganando terreno a los vinos. La cerveza se consume habitualmente en las comidas, o como aperitivo acompañando al tapeo, y en cantidades moderadas (establecido como medio litro al día como máximo en varones y la mitad para las mujeres) puede formar parte de una dieta saludable como la mediterránea actual, y se ha relacionado con un aumento en la prevención de ciertos tipos de enfermedades, principalmente cardiovasculares.

Desde el punto de vista nutricional, la cerveza contiene una cantidad apreciable de proteínas, fibra, vitaminas del grupo B (B2, B6, B12, folatos y niacina) y de minerales como el magnesio y selenio, importantes como agentes inmunoestimulantes, además de importantes antioxidantes como son los polifenoles.

Por otra parte, son numerosos los estudios epidemiológicos que han investigado los efectos del consumo de alcohol en el peso corporal, mostrando resultados contradictorios al observarse tanto aumentos como disminuciones en el peso y la grasa corporal.

En este sentido nos podríamos preguntar: ¿Influye el consumo de alcohol en el apetito?, ¿es capaz el organismo de reconocer la energía derivada del alcohol y regular su ingesta como hace con los macronutrientes?. No se sabe demasiado sobre los efectos que el alcohol ejerce sobre la saciedad y la consecuente ingesta de alimentos. Algunos estudios han sugerido una estimulación del apetito mientras que otros lo han relacionado con una menor ingesta de alimentos, sobre todo en el caso de un alto consumo de alcohol.

Popularmente, el consumo de cerveza se ha asociado con un aumento de peso y con la típica “barriga cervecera”, culpando al contenido alcohólico de estas supuestas consecuencias.

Algunos estudios han relacionado el consumo de cerveza con una mayor ingesta calórica total y en consecuencia, con el incremento en algunos parámetros relacionados con la composición corporal como el índice cintura-cadera (ICC). Por otro lado, se ha señalado como poco probable que el aumento del ICC o del índice de masa corporal (IMC) sea debido a la ingesta de cerveza, sino más posiblemente a unos hábitos de vida incorrectos. Al contrario, otros estudios han asociado el consumo de cerveza con un aumento de la actividad física y un descenso del IMC y de la prevalencia de obesidad.

En cualquier caso, la aportación calórica de la cerveza es muy inferior a la de otras bebidas alcohólicas (una caña de 200 ml. aporta 90 kcal.), similar a la de bebidas refrescantes a base de cola o extractos de fruta. Es posible que el aumento de la composición corporal observado en algunos estudios sea debido a un incremento de la ingesta calórica total y no a la ingesta de cerveza “per se” .

Con el fin de esclarecer ciertos aspectos, nuestro grupo de investigación (Grupo de Inmunonutrición del CSIC) valoró el efecto de un consumo moderado de cerveza (equivalente a 330 ml/día de cerveza en mujeres y 660 ml/día de cerveza en hombres –uno o dos tercios según el caso-) sobre diferentes parámetros relacionados con la composición corporal. La investigación se realizó en 57 voluntarios sanos que durante un mes estuvieron sin consumir ninguna bebida alcohólica (lo que científicamente se denomina periodo de wash-out) y durante el siguiente mes consumieron de forma moderada cerveza, el equivalente a lo que se define como consumo moderado de alcohol (10 g. para mujeres y 20 g. para hombres).

Nuestros resultados han revelado que el consumo moderado de cerveza durante un mes no modifica el peso corporal, ni los hábitos alimentarios. Quizá sería interesante realizar un estudio de mayor duración y profundidad para poder establecer si el hábito de beber cerveza de forma moderada modifica la composición corporal de alguna manera.