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Biodisponibilidad de luteína a partir de leche fermentada

Los expertos opinan

Fernando Granado Lorencio

Fernando Granado es Doctor en Ciencias Biológicas, trabaja como Facultativo Especialista de la Unidad de Vitaminas del Servicio de Bioquímica Clínica del Hospital Universitario Puerta de Hierro, es miembro del Comité Técnico de Normalización Nacional para el sector de alimentación, y miembro de la Comisión de Vitaminas de la Sociedad Espańola de Bioquímica Clínica y Patología Molecular (SEQC). Ha participado en numerosos proyectos de investigación tanto nacionales como internacionales, así como en numerosos artículos de carácter científico.

Biodisponibilidad de luteína a partir de leche fermentada

La luteína, pigmento vegetal del grupo de los carotenoides, constituye uno de componentes de las frutas y hortalizas más frecuentemente consumidas. En humanos, su presencia en tejidos proviene de su aporte en la dieta y, junto con la zeaxantina, se encuentra de forma especialmente abundante en el centro de la retina (mácula), razón por la cual luteína y zeaxantina son referidos como pigmentos maculares (PM).

Las cataratas y la degeneración macular asociada a la edad constituyen las principales causas de ceguera en la población de edad avanzada, y el retraso del desarrollo de ambas patologías mejoraría la calidad de vida de las personas mayores a la vez que reduciría los elevados costes asociados con estas condiciones. Se ha propuesto que la luteína (y zeaxantina) pueden prevenir el daño oxidativo inducido por la luz en la retina y, por tanto, proteger frente al deterioro asociado a la edad. Así, cada vez es más aceptada la idea de que una nutrición adecuada y, posiblemente el uso de ciertos suplementos, junto con un estilo de vida saludable, puede constituir el medio más barato y práctico para retrasar las aparición de las cataratas y la maculopatía asociada a la edad. En este contexto, diversos estudios han mostrado que los niveles de luteína (y zeaxantina) en suero y tejidos (p.ej. macula) aumentan tras la ingesta de alimentos ricos en luteína (p.ej. verduras) y de suplementos de luteína y, de forma paralela, se observan mejoras en la función visual de estos sujetos. 

La leche es un vehículo eficaz de micronutrientes (p.ej. vitamina A y E) con una larga tradición de seguridad, y está probado que el enriquecimiento de alimentos de frecuente consumo constituye una vía eficaz y de bajo coste para aumentar el aporte de nutrientes y reducir el riesgo de deficiencias. No obstante, a pesar de que los productos lácteos enriquecidos constituyen un sector en continuo crecimiento, existe muy poca información sobre la biodisponibilidad  (proporción de nutriente que absorbemos y utilizamos o almacenamos) de los nutrientes incorporados. Así, la luteína constituye un componente bioactivo prometedor para la industria alimentaria aunque las nuevas regulaciones respecto a las propiedades nutricionales y saludables de los alimentos imponen nuevos abordajes que apoyen dichas cualificaciones.

En este contexto, estudiamos la biodisponibilidad de luteína añadida (mezcla de ésteres) a leche fermentada a dos niveles de enriquecimiento (ca. 4 y 8 mg luteína /100ml) y utilizando abordajes complementarios; estudios en humanos (farmacocinético y tras consumo diario durante 14 días) y modelos de digestión in vitro (bioaccesibilidad). En humanos, la cantidad absorbida (respuesta post-prandial) fue mayor utilizando leche con luteína aunque el porcentaje de absorción fue igual para las dos dosis evaluadas (4 y 8 mg/100ml). Asimismo, los incrementos netos de luteína en suero y los niveles finales alcanzados, tanto a los 7 como a los 14 días, fueron mayores tras el consumo regular de leche con mayor cantidad de luteína. De forma consistente, utilizando los modelos in vitro, la cantidad de luteína libre disponible para absorción fue proporcional al nivel inicial en el alimento aunque el porcentaje de hidrólisis de ésteres de luteína era similar,  independientemente del nivel de enriquecimiento en el alimento. Cabe resaltar que, tras 14 días de consumo diario, los niveles en suero aumentan de forma regular y llegan a alcanzar niveles en el rango alto, o por encima, de la distribución de referencia, niveles epidemiológicamente asociados con un menor riesgo de cataratas y degeneración macular senil. Asimismo, en el estudio con voluntarios no se observaron cambios en parámetros bioquímicos y hematológicos de rutina y tampoco se describieron ningún tipo de efecto adverso o secundario asociado con el consumo de leche fermentada enriquecida con luteína.

De forma global, en este estudio pudimos evaluar la idoneidad de esta matriz láctea como vehículo de luteína así como la proporcionalidad en la respuesta, tanto in vivo como in Vitro.  Asimismo, los niveles alcanzados tras un consumo regular y compatible con una dieta equilibrada (1 brick de 100ml/ día) apoyan la eficacia de un abordaje basado en alimentos para mejorar el estatus nutricional de luteína en sujetos aparentemente sanos. En general, la información generada mediante la utilización de enfoques complementarios (in vivo e in vitro) puede ser relevante en el diseño y evaluación de los efectos nutricionales y saludables de nuevos productos potencialmente funcionales.