alimentado el compromiso: 12 años de prevención y reciclado de la industria alimentaria
Los expertos opinan
Carlos Martínez Orgando
En la actualidad, es Presidente del Instituto para la Sostenibilidad de los Recursos, miembro del Consejo de Administración de la Asociación de Ciudades y Regiones para el Reciclaje y la Gestión Sostenible de los Recursos (ACR+). Además, es miembro del Consejo de Administración del Internacional Waste Working Group (IWWG) y de la Organización Mundial ORBIT (especializada en el aprovechamiento de la materia orgánica y el producto compost). También, es miembro del Resource Recovery Forum (RRF) y del Consejo de Redacción de la Revista Waste Management
Alimentado el compromiso: 12 años de prevención y reciclado en la industria alimentaria
Entre los días 13 y 16 de diciembre se ha presentado en las ciudades de Sevilla, Madrid y Valencia el informe “Alimentado el compromiso: 12 años de prevención y reciclado en la industria alimentaria” que ha sido realizado por el Instituto para la Sostenibilidad de los Recursos, ISR, con la promoción de la propia Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas, FIAB.
La Directiva europea de residuos del año 2008 y nuestra Ley de Julio de 2011 especifican las nuevas reglas del juego que permiten desarrollar las políticas europeas para la gestión excelente de los residuos. Definen las condiciones de lo que se ha denominado la “sociedad europea del reciclado”. Uno de los aspectos básicos de estas normas es la sustitución de la consideración de residuos por la de recurso y, desde otro punto de vista, por la de producto. Surgió así hace unos años una importante herramienta europea como era la Política Integrada de Producto (IPP). Esta política se apoya en el criterio de ciclo de vida en relación con los productos para conseguir los mínimos impactos ambientales. Los conceptos de producto, ciclo de vida y mejora continua son las bases del nuevo enfoque.
En armonía con estos criterios se debe entender que en el caso de la prevención y el reciclado de los residuos de envases, éste no debe considerarse aisladamente, como un fin en si mismo. El envase no tiene vida propia, sino que cumple unas funciones esenciales, imprescindibles para la conservación, trazabilidad de los productos y seguridad alimentaria. Ningún consumidor “compra envases”, sino productos envasados. Es muy importante aproximarse en este asunto desde un concepto de ciclo de vida. Lo importante es que el conjunto que constituye el producto envasado tenga los menores impactos ambientales a lo largo de su ciclo de vida, y no sólo se consideren los aspectos relativos a los envases.
Igualmente el análisis de los resultados de la prevención y el reciclado de los residuos de envases no deben considerarse como una actividad aislada de su entorno. Sería muy difícil que los resultados ambientales en los envases sean muy diferentes a los resultados ambientales generales en la sociedad. Esto es así incluso cuando en estos momentos la gestión de los residuos de envases pueda ser la punta de lanza de la gestión de los residuos en general. Análogamente, la gestión de los residuos está absolutamente incardinada con la sociedad en la que se inserta. Tampoco esta gestión debe ser un fin en si misma. La excelencia ambiental tiene que compadecerse bien con la gestión de los diferentes servicios públicos en la sociedad, y debe armonizarse y ser proporcional con ellos.
El nuevo enfoque requiere, pues, primar la consideración del “producto envasado”, frente a la del propio envase. Previo el análisis ambiental habrá que identificar los datos de partida en relación con las exigencias que la sociedad plantea en cada momento.
En definitiva, uno de los retos existentes en la actualidad, en el ámbito de la sostenibilidad, es cómo hacer compatible la excelencia ambiental con un escenario de crisis económica. La cuestión es muy compleja pero este nuevo enfoque junto a los criterios de proporcionalidad y ecoeficiencia son la base de la “hoja de ruta” para conseguirla.
Uno de los pilares de este nuevo enfoque es el criterio de “mejora continua”. Este es el compromiso al que necesariamente se ven abocados todos los sectores implicados en la gestión sostenible de los residuos de envases. Para ello necesariamente deberán ir cogidos de la mano aspectos como los mínimos costes para los mejores resultados, el uso de las mejores tecnologías disponibles y la optimización de los diferente métodos de gestión.
Los Planes Empresariales de Prevención son una figura que aparece en el Reglamento del año 98 que desarrolla la Ley de Envases del año 97. En aquel momento este instrumento tuvo un carácter innovador en el ámbito de la Unión Europea, que ha sido emulado ulteriormente por varios de los países ambientalmente más avanzados de Europa.
Los Planes Empresariales de Prevención incluyen los objetivos de prevención cuantificados, las medidas previstas para alcanzarlos y los mecanismos de control para comprobar su cumplimiento: Los Planes se pueden llevar a cabo tanto de manera individual como colectiva.
El ratio peso del envase por peso del producto (Kr/Kp) se ha reducido un 11,7% desde 1999 hasta 2010. La reducción del material de envases empleado está limitada por dos aspectos:
1. los envases tienen que seguir cumpliendo sus funciones esenciales
2. existe un límite tecnológico de los materiales.
En los doce años objeto de este informe el reciclado de los residuos de envase ha ido creciendo de manera continua. Así en 2010 la fracción de envases ligeros ha alcanzado una tasa de 65% de reciclado, mientras el vidrio está en torno al 60%. Si consideramos la integridad de residuos de envase agregando los de origen comercial e industrial (que son más del 50%) a los de ámbito doméstico antes citados, la tasa de reciclado alcanza casi el 60%.
Estos datos confirman el cumplimiento de los objetivos ambientales de la Directiva Europea de 2004. En efecto, todos los materiales superan o alcanzan los límites exigidos en la norma europea. Finalmente, la posición del modelo español en relación con los otros utilizados en la Unión Europea ha progresado de manera sistemática en el periodo analizado.
Según las estadísticas oficiales de la Unión Europea el reciclado de envases en España está en el grupo de cabeza de los Estados miembro. En efecto, el 60% español está por debajo del 79% belga o el 71% alemán pero está por encima de países tradicionalmente considerados como aventajados. Tal es el caso de los países del norte y el centro de Europa.
Se puede concluir, pues, que todos estos datos y los recogidos a lo largo de este informe avalan el compromiso de la industria de la Alimentación y Bebidas en relación con el cumplimiento de los objetivos ambientales establecidos por las Directivas europeas y las normas españolas. Todo ello tiene que servir para alimentar este compromiso e instalarse en un proceso de mejora continua.