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Alimentación adecuada para vivir más

Los expertos opinan

Antonio L. Villarino Marín

Doctor en Ciencias Químicas, es Catedrático de Bioquímica y profesor de Nutrición en la Universidad Complutense de Madrid. Además es Coordinador de la diplomatura de Nutrición Humana y Dietética en esta misma universidad y director de múltiples cursos de formación de postgrado de profesionales sanitarios en el campo de la nutrición, alimentación y dietética. Autor de diversas publicaciones relacionadas con la alimentación y la nutrición humana, ocupa también el cargo de Vicepresidente de la Sociedad Espańola de Dietética y Ciencias de la Alimentación

Alimentación adecuada para vivir más

El mundo se está haciendo mayor. Alrededor del 10% de las poblaciones de los países desarrollados están por encima de los 60 años, mientras que hace 50 era sólo un 8% y en el 2050 será el 38%. El declive fisiológico es la forma normal de hacerse viejo.

La OMS ha establecido puntuaciones basadas en el indicador de esperanza de vida ajustado a la incapacidad, que sustrae los años de salud deteriorada de la esperanza de vida global para dar como resultado los años equivalentes de vida saludable. Para alcanzar este “envejecimiento saludable” hay que empezar por prevenir la enfermedad. Para ello, se postula emprender acciones lo más tempranas posibles y ofrecer pruebas científicas sólidas que apoyen las recomendaciones y acciones elegidas.

Que duda cabe que dentro de estas acciones que son de diversas índoles una de las primordiales es la Nutrición. Si necesitamos alimentarnos para poder vivir, el hacerlo de una manera correcta y equilibrada nos va a dar la posibilidad de pedirle a esta acción vital algo más que el mero hecho de poder subsistir, el vivir mejor y durante más tiempo, exigiendo además a nuestros alimentos que sean capaces de prevenir enfermedades, contribuir a curarlas, que nos adelgacen, que mejoren nuestra memoria, que nos hagan dormir mejor…..Así podremos cubrir todas estas recomendaciones que nos hace la OMS para el envejecimiento saludable.

La pregunta que nos hacemos es si existe una dieta antienvejecimiento estándar o que nos sirva de una forma general para cubrir este objetivo. Evidentemente la respuesta es negativa. Si existiese la posibilidad de poner en marcha una “dieta ideal antienvejecimiento” todos lo haríamos y no se discutiría más sobre el tema. No es tan sencillo el problema y sobretodo es multifactorial. Primero hay que considerar que la dieta que tenemos en los países industrializados de una forma muy extendida no favorece este proceso precisamente, todo lo contrario, suelen aparecer dietas que aceleran el desarrollo de patologías y de envejecimiento prematuro. Bien es cierto que algún nutriólogo habla de dietas para vivir 100 años pero no parece que con el ritmo de vida actual podamos conseguir cubrir este objetivo sólo con la dieta, incluso ni aún con ella….

¿Cómo podríamos hablar de una dieta que tuviera unos condicionantes que le proveyeran de la condición de antienvejecimiento?
Debería tener un equilibrio en hidratos de carbono, lípidos y proteínas, así como en micronutrientes que fueran los habituales en una dieta sana y equilibrada. Aquí el abanico de reducir la grasa (en particular la saturada), tener un buen porcentaje entre proteínas de alto y bajo valor biológico y en los hidratos de carbono citar que no debemos ingerir muchos de absorción rápida y tomar fundamentalmente los de absorción lenta, con estudios de las incidencias del índice glucémico y la ingesta elevada de glucosa sobre este envejecimiento que estamos tratando.

Añadamos unas cantidades altas de fibra dietética y dos litros de agua y tendremos una dieta básicamente aceptable y válida para proteger del paso del tiempo lo más posible.

Pero hay más….
Las investigaciones científicas a lo largo de los últimos años nos han demostrado que existen sustancias nutritivas con algunas propiedades intrínsecas que promueven bondades efectivas sobre el organismo cuando las ingerimos en cantidades elevadas. Como las dietas no deben, ni en general pueden, superar unos valores razonables, se han ido integrando a nuestra vida cotidiana los suplementos nutricionales, que se pueden ingerir bien como preparados farmacéuticos o de una forma mucho más actual y que está en nuestro día a día, que son los alimentos funcionales.

Se han creado una serie de aplicaciones de estos alimentos que van desde los que actúan en crecimiento, desarrollo y diferenciación de los individuos hasta los que proporcionan substratos metabólicos; los que inciden sobre especies oxidativas hasta los que mejoran las condiciones de las enfermedades cardiovasculares; de los que nos facilitan el transito y protección del tracto gastrointestinal hasta los que benefician el comportamiento y funciones psicológicas.

Que duda cabe que toda sustancia nutritiva que pueda mejorar las condiciones vitales del organismo es buena, por definición, pero conviene matizar la situación….

Los antioxidantes
Dentro de las teorías que existen sobre el envejecimiento, una de las más desarrolladas es la que se relaciona con la proliferación de radicales libres y sustancias oxidativas, en consecuencia todos los procedimientos dietéticos que se dirigen contra este proceso se basan fundamentalmente en una ingesta elevada de antioxidantes. Todas las dietas que se plantean en este orden de ideas deben llevar un incremento del arsenal anti y no oxidativa sobre las células del organismo.

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Algunas cuestiones que pueden ser fundamentales…
Hay investigaciones desde hace tiempo, más o menos exhaustivas, sobre la restricción dietética que basada en modelos nutricionales animales y en humanos de origen oriental y posteriormente extrapolado al mundo occidental, que nos traen datos interesantes sobre el posible beneficio de esta restricción sobre el antienvejecimiento.

Más novedosas son las teorías sobre la aminoterapia, la alimentación fisiológica,,,, que pueden servirnos para conseguir el objetivo a cumplir: aumentar la vida y sobretodo la calidad de ésta a través de la alimentación.

Algo puede decir la Nutrigenómica……
En estos momentos de grandes avances científicos y propulsados por las nuevas tecnologías y paradigmas, aparece en la Ciencia de la Nutrición un término aún indefinido que es la “genómica nutricional”, la aplicación de la biología de sistemas a la investigación nutricional en un intento de conseguir una mayor comprensión de cómo la Nutrición influye en las vías metabólicas y en el control homeostático; de cómo esta regulación se ve alterada durante la fase temprana de una enfermedad relacionada con la dieta y de hasta que punto la carga genética individual contribuye a tal enfermedad. Es decir, la genómica nutricional estudia las interacciones funcionales de los alimentos y sus componentes en el genoma a nivel molecular, celular y sistémico, con el objetivo de prevenir y tratar enfermedades a través de la dieta.

Dentro de este concepto global de genómica nutricional aparecen dos términos: Nutrigenómica y Nutrigenética que estudia el efecto de dicha variación genética en la interacción entre dieta y enfermedad. Se nos abre una nueva puerta para poder a través de la Nutrición poder conseguir el objetivo primordial del ser humano desde nuestro campo de actuación.

En definitiva, la Ciencia no se está quieta en el intento de que podamos cubrir esta máxima por la que hemos empezado:

              ALIMENTARNOS PARA PODER VIVIR MÁS Y MEJOR