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Las dietas milagro

Las dietas milagro, como su nombre indica, son aquellas que ofrecen una perdida de peso en un corto periodo de tiempo. Como por arte de magia, las dietas milagro normalmente prometen adelgazar sin necesidad de poner en práctica buenos hábitos alimentarios; algo fundamental para que esa pérdida de peso, pero, sobre todo, nuestra salud, se mantenga a largo plazo.   Además, todas ellas tienen ciertos aspectos en común: habitualmente son dietas difíciles de realizar a largo plazo por las restricciones que implican, así como por su monotonía, y en las que, cuando plantean sus planes milagrosos, se olvidan de hablar del conocido efecto rebote.   Este tipo de dietas suelen ser mas frecuentes, o por lo menos aparecen de forma mas habitual en ciertas épocas del año; aquellas en las que las personas suelen querer lucir un aspecto físico mas delgado, o en las que se quiere recuperar la figura después de un exceso de comidas prolongado. Por ejemplo, antes de verano o después de navidad son momentos típicos.   El problema con las dietas milagro no es solo que sean un “atajo” engañoso para lograr perder peso, sino también que entre la población se han convertido en una práctica más o menos frecuente, y sobre la que, en muchas ocasiones, no se tiene suficiente consciencia de las desventajas que conlleva en el medio/largo plazo. ¿Por qué? Probablemente por una falta de educación nutricional en la sociedad actual.   La sociedad necesita información y educación para evitar que se realicen este tipo de prácticas. En ese sentido lo primero, quizás, sea empezar por saber identificar qué es una dieta milagro y la razón de por qué en tan poco tiempo se consigue esa bajada de peso.   A continuación, aquí van, una serie de tips que te facilitarán la identificación de estas:   –       Todas aparecen con mensajes atractivos y prometiendo una perdida de peso rápida y sencilla. Este es el principal motivo por el que las personas empiezan a realizar este tipo de dietas, ante la desesperación toda promesa es buena. –       Son dietas donde el aporte de calorías es excesivamente reducido, lo cual causa esa perdida de peso tan repentina, pero ¿y cuando volvamos a ingerir las calorías necesarias que pasará? –       El mismo tiempo que tardas en perder ese peso es el tiempo que se tarda en volver a recuperarlo, el conocido efecto rebote. –       Para darle credibilidad suelen decir que son diseñadas por profesionales sanitarios o que son realizadas por personas famosas.   Resaltando los aspectos principales de este tipo de dietas, nos queda preguntarnos, ¿Qué efectos pueden tener? En primer lugar, difícilmente podríamos catalogarlas como saludables pues no promueven unos hábitos alimentarios equilibrados, ni tampoco un estilo de vida sano. En sus propuestas no se tiene en cuenta ejercicio físico, ni las horas de sueño que se duermen, el estado emocional de la persona, ni su posible repercusión sobre el rendimiento en el trabajo al estar ingiriendo unas calorías inferiores a las necesarias. Tampoco hacen distinciones de carácter individual o personalizado, por lo que no tienen en cuenta factores como la edad, sexo o problemas de salud, ni tampoco situaciones fisiológicas(p.ej.embarazo)o del entorno concretas.   La realidad de todo esto, es que estas dietas que prometen una perdida de peso inmediata, lo que de verdad ofrecen son hábitos alimentarios muy desequilibrados, y una posible alteración de la relación que tenemos con la comida, favoreciendo a la obsesión por el peso, y en los peores casos desencadenando trastornos de la conducta alimentaria. Si este tipo de dietas se prolongan a largo plazo pueden aparecer problemas de salud ocasionados por una deficiencia de nutrientes, disminución de la capacidad de concentración y atención, y afectando también a la salud mental con una sensación de fracaso cuando se recupera el peso, o bien de obsesión con el mismo.   Entonces ¿qué tipo de patrones alimentarios podemos seguir? Pues bien, la idea es elegir aquellos que promuevan una alimentación saludable y equilibrada, y en los que la moderación y la variedad estén presentes. Es decir, que aporten a cada individuo todos los alimentos necesarios para cubrir sus necesidades energéticas, adaptándose a sus circunstancias personales y en los que se combine la actividad física como parte de los nuevos hábitos, siempre teniendo en cuenta la protección de la salud. ¿Y como lograrlo? Informar y enseñar educación nutricional es la clave para que las personas pueden tomar mejores decisiones en el futuro sin depender de una dieta en concreto.   Bibliografía: –       Muniz F. Dietas Milagro:Ventajas e inconvenientes. Real Academia Nacional de Farmacia.2015. Disponible en https://core.ac.uk/download/pdf/230316015.pdf   –       Soteras A. Cómo reconocer una “dieta milagro”. EFESALUD.2014. Disponible en https://www.efesalud.com/como-reconocer-una-dieta-milagro/   –       Márquez A. La realidad de las dietas milagro. Asociación diabetes Madrid. 2021. Disponible en https://diabetesmadrid.org/la-realidad-de-las-dietas-milagro/