El desayuno está considerado la comida más importante del día ya que es la que aporta los nutrientes necesarios para comenzar la jornada después del ayuno nocturno. Un desayuno debe ser sano, equilibrado y completo, y por supuesto contener las calorías recomendadas.
Según la doctora Myriam Belmar, endocrinóloga del Hospital Nisa Pardo de Aravaca, el desayuno saludable ideal debe tener cuatro fases:
– Primer paso: Tomar un vaso de agua tibia que active el metabolismo e hidrate desde el inicio del día. Para hacerla más apetecible podemos añadir limón, naranja u hojas de menta.
– Segundo paso: Consumir hidratos de carbono con bajo índice glucémico, para que la energía se libere de forma lenta a lo largo de la mañana.
Ejemplo: dos cucharadas de muesli con copos de cereales integrales o de avena, para ayudar a mantener los niveles de azúcar en sangre estables, y aportar fibra y energía al organismo. También se puede optar por dos rebanadas de pan con aceite y tomate en trozos, o por la fruta, que conviene comer entera porque además de saciar, aporta fibra y regula el tránsito intestinal.
– Tercer paso: Tomar proteínas pobres en grasa para fortalecer los músculos.
Ejemplo: Dos lonchas de jamón serrano, un huevo cocido o dos lonchas de pavo.
– Cuarto paso: Aportar una ración de lácteos. Las opciones son muy amplias: un vaso de leche semidesnatada o desnatada sola, con té, café o cacao; o dos yogures naturales.
Sabemos que todo lo arriba mencionado requiere dedicación y preparación, y no todos disponen del tiempo suficiente. Por eso, una versión sencilla de este desayuno ideal podrían ser dos rebanas de pan integral con pavo y queso fresco, y un zumo natural de cítricos con una cucharada de miel.
Fuente: Infosalud