Desde siempre, sentarse a la mesa a comer ha sido una ocasión para la interacción familiar (Moreno & Galiano, 2006). La comida en familia es un momento de reunión. En ella participan todos, o casi todos, los miembros de la familia, por lo que constituye un punto de encuentro que ayuda a fortalecer los vínculos familiares (Beltrán & Cuadrado, 2014).
En lo referente a la creación de hábitos, el hecho de compartir este momento ha demostrado favorecer la transmisión de patrones y costumbres alimentarias, generando importantes beneficios para la futura salud y calidad de la dieta de los niños y adolescentes (Sobal & Nelson, 2003). De hecho, comer en familia se asocia con frecuencia con el seguimiento de dietas más equilibradas y se considera un factor de prevención frente a posibles trastornos de la conducta alimentaria (Fiese, et al., 2002).
Compartir la comida es la mejor forma de inculcar buenos hábitos alimentarios y es una oportunidad para incrementar la frecuencia de exposición de los niños a los grupos de alimentos que suelen ser más problemáticos, acostumbrarlos a todo tipo de sabores, y educarlos en las costumbres familiares/sociales en la mesa.
Además, si la atmósfera es la adecuada, las comidas familiares también pueden convertirse en un momento para disfrutar.
Para lograr fomentar esto, es esencial la creación de un ambiente positivo y libre de conflictos. Además, involucrar a todos los miembros de la familia en las actividades relacionadas con la alimentación (hacer la compra, decidir el menú semanal, preparar y cocinar los alimentos, etc.) es otra de las recomendaciones principales. Por último, y en la medida de lo posible, se recomienda evitar interrupciones y distracciones (televisión, teléfono, radio, etc.).
Por todas estas razones, promover la comida en familia se ha convertido en una medida de salud pública para reducir el sobrepeso y lograr mejorar los hábitos alimentarios poblacionales, ocupando, de hecho, el primer lugar dentro delas actuaciones en el ámbito familiar y comunitario de la Estrategia NAOS.
Referencias:
Sobal, J. & Nelson, M. K., 2003. Commensal eating patterns: a community study. Apetite, Volumen 41, pp. 181-190.
Moreno Villares, J.M; Galiano Segovia, M.J. La comida en familia: algo más que comer juntos. Acta Pediatr Esp. 2006; 64(11): 554-558
Beltrán, B; Cuadrado, C. Comer en familia. Hacer de la rutina, salud. The Family Watch. 2014.