Una dieta mediterránea abundante en grasas vegetales, como el aceite de oliva virgen extra y los frutos secos, no implica un aumento de peso en comparación con una dieta baja en grasas, según las últimas investigaciones realizadas
Un estudio liderado por la Universidad de Barcelona y publicado recientemente en la revista médica The Lancet Diabetes & Endocrinology indica que la relación entre el consumo de grasas y el aumento de peso no es proporcional.
La investigación se ha centrado en el seguimiento durante cinco años de un total de 7.447 participantes de distintas regiones de España, con un perfil de alto riesgo cardiovascular o diabéticos de tipo 2, y con sobrepeso u obesidad en más del 90% de los casos. Los participantes fueron divididos en tres grupos. Unos siguieron una dieta convencional baja en grasas para la prevención cardiovascular, otros una dieta mediterránea suplementada con cinco cucharadas de aceite de oliva virgen (50 ml/día), y los últimos una dieta mediterránea con ingesta de frutos secos (30 gr/día de avellanas, nueces y almendras).
Tras cinco años de investigación, los resultados demuestran que casi todos los participantes perdieron peso, pero los que más lo redujeron son los que habían seguido la dieta mediterránea no restringida en calorías, y rica en aceite de oliva. En cuanto al perímetro abdominal de los participantes, se confirma que incrementó de forma ligera en el tiempo en los tres grupos de intervención. Sin embargo, en las personas que seguían la dieta mediterránea enriquecida con aceite de oliva virgen extra o frutos secos se ha comprobado un incremento menor respecto al grupo que consumía la dieta baja en grasa.
El trabajo sugiere que muchas directrices actuales sobre nutrición, que recomiendan reducir grasas y calorías, crean un miedo innecesario hacia las grasas saludables presentes en la dieta mediterránea, de las que ya se conocen los beneficios para la salud.
El estudio ha sido dirigido el Dr. Ramón Estruch, del Hospital Clínic de Barcelona, y han participado dieciséis grupos de investigación de diferentes hospitales y universidades españolas.
Fuente: The Lancet