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Cómo tener una cena navideña completa

¿El picante provoca indigestión? ¿Contribuye al aumento de peso? ¿Puede generar gases?… son algunas de las dudas o mitos populares que se plantean entorno al picante. Sin embargo, esta sustancia no solo aporta sabor a nuestros platos, sino que, incorporándolo en su justa medida, pueden ofrecer múltiples beneficios para nuestra salud. Son muchas las sustancias que pueden hacer que un alimento sea picante, variando la sensación de picor que producen. El principal componente de los alimentos picantes es la capsaicina, que se encuentra en las semillas y venas de los pimientos. Se caracteriza por la fuerte sensación de ardor que produce en la boca, contiene propiedades antioxidantes y previene la formación de coágulos en la sangre, convirtiéndolo en un aliado para nuestra salud. La piperina, por su parte, es el compuesto encargado de dar el sabor picante y amargo a la pimienta, ayudando a bloquear la formación de nuevas células de grasa y reducir los niveles de éstas en el torrente sanguíneo. Existen otros tipos de picantes, como el isotiacianato de alilo, presente en los granos de la mostaza, el rábano o el wasabi; la alicina, que se encuentra en el ajo y la cebolla, aunque este componente se pierde al cocinar; y el gingerol, presente en el jengibre, que aporta un punto más dulce. Los expertos señalan que todos ellos se caracterizan por su toque picante, pero que la sensación de picor y el sabor variarán según la sustancia. Además, existen varios factores que intervienen en la sensación de picor de los alimentos que consumimos, como la tradición gastronómica de cada país. México, junto con Tailandia y la India, son los países que más tienden a preparar comidas especialmente picantes. Actualmente, los productos originarios de estos países y su cultura gastronómica se han ido extendiendo por el resto del mundo, hablándose cada vez más de sus propiedades saludables. Recientes estudios, como el publicado por el British Medical Journal, en el que participaron distintas instituciones como Harvard o la Universidad de Pekín, revelan que consumir picante habitualmente en cantidades pequeñas tiene beneficios positivos para nuestra salud, ya que fortalece los músculos y previene de resfriados, mejorando así nuestra calidad de vida. Fuentes: BMJ LA VANGUARDIA