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Últimos avances en los hábitos alimentarios de los inmigrantes

INTRODUCCIÓN La inmigración es un tema de máximo interés en España, especialmente desde el incremento que se ha producido en los tres últimos años, convirtiéndose en un factor económico y social relevante. En la actualidad el 6,2% de la población española es extranjera, en su mayoría inmigrantes. Según el más reciente informe de Eurostat, España es el país de la UE, que más inmigrantes ha acogido en el año 2003, un 35,3% del total de la UE, por delante de Italia, Alemania o Reino Unido. La mayoría de nuestros inmigrantes proceden de América Central y del Sur, que ha superado todas las previsiones, en los tres últimos años, han desbancado a los procedentes de África (básicamente magrebíes), que hasta el año 2001 constituían el núcleo principal de procedencia de inmigrantes. A estas dos grandes áreas geográficas les seguirá los procedentes del Resto de Europa (países fuera de la UE-15). Con la finalidad de conocer los hábitos de los inmigrantes, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha publicado un estudio específico, realizado por la consultora AC Nielsen, cuyos principales objetivos han sido estudiar sus “hábitos alimentarios y de compra”. Los horarios de las comidas se adaptan a sus jornadas de trabajo en España. Desayunan, comen y cenan cuando el trabajo se lo permite aunque les gusta, acercarse a los horarios de sus países, sobre todo en lo que a la comida y cena se refieren, es decir, tratan de adelantarlas con respecto a lo que suele ser habitual para los españoles. Los aspectos positivos que los inmigrantes encuentran en la alimentación y compra de productos españoles radica en los siguientes aspectos: la variedad, accesibilidad: pueden adquirir cualquier producto que deseen consumir en su hogar aunque el precio es esencial como factor determinante de la compra y la riqueza de los hábitos alimentarios en España. Pero existe un importante punto negativo en relación a los productos en sí y no tanto a la compra: falta de sabor y carácter industrial de los mismos. Nada más llegar a nuestro país, dado el desconocimiento total que tienen de las marcas, del nombre de los productos, se rigen por unos patrones de comportamiento que perduran en todos los inmigrantes, incluso cuando llevan mucho tiempo en España, que son: unos precios asequibles; que sean productos recomendados por familiares o amigos; el buen aspecto exterior y los buscadores de ofertas. Para los inmigrantes, en sus distintos países de origen, el almuerzo constituye la principal comida del día (76% de los entrevistados). Siguen conservando para el almuerzo, una estructura tradicional de “primer plato, segundo y postre”, con una amplia variedad de productos. No han cambiado demasiado con respecto al comportamiento en sus países de origen, pero hay que destacar la importancia que daban allí al desayuno, para un 16% era la comida más importante, mientras que en España este porcentaje disminuye, siendo tan sólo un 9%. Los desayunos en sus países eran más copiosos y ahora en España se han reducido (especialmente para los inmigrantes de América Central y del Sur), dejando el desayuno más abundante y más similar al de su país solo para los fines de semana, cuando disponen de más tiempo para su preparación, para la satisfacción de su consumo en familia. Las cenas cobran un aspecto más ligero que la comida, sólo para el 12% es la comida más importante del día en España y lo era aún en menor medida (tan sólo un 8%), en sus países de origen. Estará compuesta por productos ligeros donde cobra especial importancia las ensaladas o las verduras, resultando una forma de cocinar más rápida. El pan es un alimento básico en nuestra cultura, en el desayuno, como acompañamiento de comidas, en bocadillos…, por tanto, sorprende que un 15% de los inmigrantes declaren no consumir pan y que incluso este porcentaje se eleve hasta un 30% entre los procedentes de América Central y del Sur, que lo sustituyen por arroz. La principal bebida consumida, a lo largo del día, por los inmigrantes es el agua, pero conservan, especialmente los inmigrantes de América Central y del Sur, un elevado porcentaje de consumo de zumos, bien naturales o industriales. Los refrescos de cualquier tipo son también una parte importante de su consumo de bebidas. En cambio, no aparecen como grandes consumidores de bebidas alcohólicas, solamente la cerveza ocupa un lugar relevante en su consumo, incluso entre los inmigrantes magrebíes. La amplia oferta de productos que los inmigrantes puede encontrar en España, carnes, pescados, aves, frutas, verduras, legumbres, pastas…, así como la actividad laboral de buena parte de ellos, el servicio doméstico, ha propiciado que ya la mitad de sus comidas sean “comida española”. Para los magrebíes nuestra dieta mediterránea no les resulta extraña y para los inmigrantes del Resto de Europa la variedad de productos es un factor que contribuye a su integración. Siendo los que conservan un mayor porcentaje de sus hábitos alimenticios los procedentes de América Central y del Sur. Respecto a los productos típicos de su país que han dejado de consumir, hay diferencias claramente marcadas por grupos: los inmigrantes de América Central y del Sur afirman que en un mayor porcentaje han dejado de consumir productos como frutas y verduras y de forma general su comida tradicional debido a que no los hay aquí o si los hay tienen sabores diferentes o bien, les parecen caros. En el caso de los magrebíes, el 44% afirma haber dejado de comer algún alimento de su país. Focalizan casi la totalidad de sus respuestas en uno de sus platos típicos “Cous-Cous” y llama la atención, además de la posible falta de ingredientes, la dificultad de prepararlo. De los inmigrantes procedentes del Resto de Europa, un 42% de ellos afirma haber dejado de comer algún alimento típico de su país, en primer lugar comidas tradicionales, algún tipo de sopa, carnes o verduras y legumbres. Las razones son: que no los encuentran en España y si los encuentra son caros, y además influye, el factor tiempo en la preparación. La “comida española” les gusta, no se detectan rechazos importantes, salvo en los inmigrantes procedentes de América Central y del Sur que la encuentran menos sabrosa. En lo que se ponen de acuerdo todos ellos, es en los dos platos de nuestra cocina que más les gustan, la paella en primer lugar, con un 44% de menciones y la tortilla de patata, con un 14%. En general, los motivos de rechazo hacia la comida española se centran, en diferencias de sabor y en todos los productos derivados del cerdo por motivos religiosos para los magrebíes y al juzgarlos como alimentos poco sanos y con mucha grasa. Aunque también hay un rechazo general hacia el sabor de algunos productos, como la fruta o las verduras, ya que las encuentran más homogéneas de sabor por su forma de cultivo o producción. Los inmigrantes, como ocurre con consumidores españoles, demandan a los productos alimenticios “calidad a buen precio”. Se ven obligados a comprar lo que su economía les permite, pero dentro de ese nivel demandan calidad en los productos que adquieren, incluso se muestran muy sensibles a otros aspectos vinculados a la salud en los alimentos, como es la frescura, la fecha de caducidad, la naturalidad, el sabor. Y la marca aparece en posiciones menos importantes, en cuanto a sus preferencias, debido a que sus marcas habituales, las de sus países de origen, no las encuentran y, por tanto, se han tenido o están adaptándose a nuestra oferta. Los inmigrantes a la hora de realizar sus compras, básicamente se basan en el precio, pero no descuidan, más bien al contrario, les preocupa mucho la calidad, la garantía de los productos que adquieren expresada en la fecha de caducidad y en una marca conocida. Sorprende que den tanta importancia a la fecha de caducidad vinculada a la salud alimenticia y al conocimiento de la trazabilidad de los productos, aspectos que los españoles asumimos como garantizados y nos despreocupamos de ellos a favor de otros. Los inmigrantes se han integrado en la distribución española, pero la satisfacción de compra todavía no es completa, necesitarían encontrar productos y marcas de sus países de origen, que hoy tienen que ir ex profeso a buscarlos a sus tiendas. Aquí esta el reto actual de la distribución y también de los fabricantes, cubrir las demandas de estos nuevos consumidores. BIBLIOGRAFÍA
  • Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA, 2004). “Hábitos alimentarios de los inmigrantes en España”. Dirección General de Industria Agroalimentaria y Alimentación. Secretaria General de Industria, Comercialización y Distribución Agroalimentaria. Madrid.