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Nuevos trastornos del comportamiento alimentario
INTRODUCCIÓN
Los cánones de belleza corporal son un hecho que se remonta tiempo atrás en la historia de la humanidad. Sin embargo, es quizás hoy donde el culto al cuerpo cobra una nueva dimensión con relevante implicación social, económica y sanitaria. Tanto así que, en este último aspecto, se llega a considerar sus consecuencias sobre el organismo como un grave problema de salud pública. No es raro observar cómo se establecen unos cánones estéticos como símbolo de triunfo social, más allá de cualquier otra cualidad personal, pudiendo llevar a consecuencias graves e irreversibles para alguno de los sujetos que se ven envueltos en tales mecanismos de presión.
Por eso, cuando se cruza la barrera y la alimentación empieza a convertirse en una obsesión, nos encontramos ante los llamados Trastornos del Comportamiento Alimentario (TCA), que se definen como un trastorno mental severo que se caracteriza por miedo fóbico a engordar o ganar peso y que comporta graves alteraciones en los hábitos de ingesta y/o de métodos para compensarla (purgas). Los TCA incluyen diferentes tipos de manifestaciones clínicas, las más comunes son la anorexia y la bulimia nerviosas, pero han aparecido nuevos trastornos como la ortorexia y la vigorexia que describiremos en detalle a continuación.
Factores que rodean los TCA
Existen unos factores que determinan los TCA y se pueden agrupar en tres categorías:
1. Factores predisponentes: son aquellos que se relacionan con la vulnerabilidad de la persona para padecer el trastorno.
2. Factores desencadenantes o de precipitación: recoge todas aquellas situaciones de estrés que inducen a la aparición del trastorno en un momento concreto.
3. Factores de mantenimiento: una vez instaurado el trastorno, reúne todas aquellas situaciones o vulnerabilidades que favorecen que el trastorno se perpetúe. Se podrían incluir aquí los factores predisponentes y desencadenantes ya recogidos anteriormente.
(J.M. Rodríguez Molina, 2007)
Ortorexia
Esta nueva alteración, fue definida por primera vez en el año 2000 por el médico norteamericano Steve Bratman. Aunque el citado autor ya había acuñado el término en 1996, este proviene del griego (ortho, justo, recto, y orexia, apetencia) y vendría a significar “apetito justo o correcto”. Pero en realidad se entiende por ortorexia la obsesión por la comida sana, hasta un nivel que cabe considerar patológico.
Aunque la ortorexia no ha sido reconocida oficialmente en los manuales terapéuticos de trastornos mentales, los escasos estudios en torno a ella sí parecen confirmar que detrás de la obsesión por un menú escrupulosamente limpio subyace con frecuencia un trastorno psíquico.
La preocupación patológica por la comida sana lleva a consumir exclusivamente alimentos procedentes de la agricultura ecológica, es decir, que estén libres de componentes transgénicos, sustancias artificiales, pesticidas o herbicidas, además de aquellas sustancias que hayan sufrido alguna clase de “condena o superstición”. Esta práctica puede conducir muchas veces a que se supriman la carne, la grasa y algunos grupos de alimentos que, en ocasiones, no se reemplazan correctamente por otros que puedan aportarle los mismos complementos nutricionales.
Sintomatología
Aunque todavía no están lo suficientemente contrastados, existen algunos criterios diagnósticos para la ortorexia, que según Bratman serían:
- Dedicar más de 3 horas al día a pensar en su dieta sana.
- Preocuparse más por la calidad de los alimentos, que del placer de consumirlos.
- Disminución de su calidad de vida, conforme aumenta la pseudocalidad de su alimentación.
- Sentimientos de culpabilidad, cuando no cumple con sus convicciones dietéticas.
- Planificación excesiva de lo que comerá al día siguiente.
- Aislamiento social, provocado por su tipo de alimentación.
- Preocupación por ser débil o poco musculoso.
- Incapacidad de ver con objetividad el propio cuerpo, aun teniendo un cuerpo grande y musculado, que deriva en insatisfacción corporal.
- Permanente autoobservación en el espejo para comprobar el tamaño de los músculos.
- Ansiedad o depresión por sus sentimientos negativos hacia su cuerpo. Autoestima afectada.
- Conductas alteradas con respecto a la imagen corporal, evitar sitios públicos donde se vea el cuerpo, llevar ropas especiales.
- Necesidad compulsiva de realizar ejercicio con pesas para incrementar el tamaño corporal.