Articulos de interés
Propiedades antioxidantes del tomate. Aspectos beneficiosos del licopeno
INTRODUCCIÓN
En los últimos tiempos numerosos esudios han puesto de manifiesto la necesidad de garantizar un consumo suficiente de vitamina D, puesto que es esencial para el aprovechamiento óptimo del calcio por parte del organismo ya que promueve, su absorción en el intestino, su deposición en los huesos y regula los niveles en sangre. Su carencia provoca trastornos óseos como el raquitismo en niños y la osteoporosis en adultos. Nuevos descubrimientos indican, además, que la vitamina D desempeña otras muchas funciones.
Vitamina D
La vitamina D está formada por dos compuestos, la vitamina D2 y la vitamina D3, cuya estructura química es ligeramente diferente. La vitamina D2, también denominada ergocalciferol, la produce las levaduras y generalmente se añade a los alimentos. Por el contrario, la vitamina D3 (colecalciferol) es la que se produce en la piel al exponerla al sol y puede obtenerse a través de alimentos de origen animal. Ambas formas se utilizan en alimentos enriquecidos y suplementos alimentarios, aunque hay pruebas que demuestran que la vitamina D3 puede ser más potente y estable que la D2, por lo que debería ser la que se utilizase para enriquecer los alimentos (LA. Houghton, 2006)
Cuando la luz solar entra en contacto con la piel, el colesterol se transforma en vitamina D. Concretamente, es la fracción ultravioleta B (UVB, 280-315nm) de la luz solar, la que hace que ésta se forme a partir de su precursor, el 7-dehidrocolesterol. La deficiencia en vitamina D es altamente prevalente a nivel mundial. La principal causa de lo anterior es la falta de exposición solar, principal fuente de vitamina D para la mayoría de los humanos, bastando con 5 a 15 minutos diarios de exposición entre las 10 AM y las 3 PM en primavera, verano y otoño para cubrir todos los requerimientos diarios.
Sin embargo, las fuentes dietéticas son escasas, y se encuentran en alimentos como el pescado, el huevo y en los alimentos enriquecidos como la leche, los cereales, la mantequilla y la margarina que aportan esta vitamina en cantidades significativas. Aunque la cantidad que se obtiene a través de los alimentos, oscila entre el 10-15% de la necesaria. De hecho, casi toda la vitamina D que se necesita la sintetiza el cuerpo humano en la piel, al exponerse al sol.
La OMS recomienda el consumo diario de 5 μg (= 200 Unidades Internacionales (UI)) de vitamina D para niños y adultos hasta 50 años (incluyendo mujeres embarazadas y lactantes), 10 μg (400 UI) para personas de 51 a 65 años y 15 μg (600 UI) para los mayores de 65 años. Los niveles superiores seguros de consumo fijados por el Comité Científico sobre la Alimentación son de 25 μg de vitamina D al día para niños de hasta 10 años y de 50 μg al día para el resto de la población.
Las recomendaciones nacionales sobre la vitamina D varían en función de los países de Europa, pero suelen ser cifras más elevadas, en el caso de España en 2007 las recomendaciones diarias fueron de 10μg (400 UI) de 3 meses a 5 años, de 5μg (200 UI) de 10 hasta 50 años, más de 50 años se recomiendan 15μg (600 UI) diarios y en el caso de embarazo y lactancia la cantidad será de 10μg (400 UI) (Doets E. et al, 2008).
Cualquier excedente de esta vitamina liposoluble producido durante el verano puede almacenarse en el tejido graso para su uso posterior. Es imposible obtener demasiada vitamina D a través de la exposición solar debido a la existencia de un mecanismo autorregulador que provoca en los análogos no activos de la vitamina D la descomposición inducida por el calor.
Normalmente, las reservas de vitamina D no duran todo el invierno y en las latitudes europeas la luz solar no es lo suficientemente intensa en esta época del año como para producirla en cantidad suficiente. Según la OMS, las personas que no salen de casa o las que se visten cubriéndose toda la piel presentan un riesgo especialmente alto de sufrir carencias de esta vitamina. Lo mismo sucede con las personas de piel oscura, ya que la pigmentación reduce la radiación UVB que llega a las células productoras de vitamina D. El uso frecuente y riguroso de filtros solares, habitualmente recomendado para protegernos del cáncer de piel, también bloquea la síntesis de la vitamina D (WHO, 2004).
Por último, hay que tener presente que con la edad, el estado nutricional de la vitamina D es más precario, como consecuencia de una menor eficacia en la síntesis cutánea de la vitamina (que sólo se mantiene en un 25% de los ancianos), menor capacidad de los riñones para activarla, baja exposición al sol y bajas ingestas, así que hay prestar especial atención a este grupo poblacional, que además se ve más afectado por problemas cardiovasculares.
Tradicionalmente se establecía el estado de esta vitamina liposoluble basándose en la salud ósea, definiendo sus requerimientos según la prevención de osteo-malacia o raquitismo y osteoporosis. Sin embargo en los últimos años se han conocido otras funciones de esta vitamina como proliferación y diferenciación celular, función muscular y equilibrio y prevención cardiovascular, entre otras.
Nuevas funciones de la vitamina D
Existen datos que sugieren que concentraciones elevadas de la 25-hidroxivitamina D (OH-D) en suero produce beneficios en la salud. Actualmente, existe una fuerte evidencia científica en el papel que juega la vitamina D y su relación con la salud ósea, pero recientemente se ha puesto de manifiesto la relación entre elevadas concentraciones de vitamina D y el mantenimiento de la salud cardiovascular, la prevención del cáncer y otras enfermedades crónicas comunes. (H. Bischoff-Ferrari, 2011)
En Europa, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte y un motivo importante de discapacidad, con la gran repercusión en los costes asistenciales que ello conlleva para la sanidad.
En España, a pesar de la tendencia decreciente de la mortalidad por cardiopatía isquémica en los últimos años, ésta sigue siendo la primera causa de muerte en varones (aprox. el 12% de las defunciones) y la segunda en mujeres (aprox. el 10% de las defunciones) (R.Boix, 2001)
Sin embargo, la presencia de algunos factores de riesgo cardiovascular, como el aumento del tabaquismo, el síndrome metabólico en mujeres, el colesterol sérico elevado en la población infantil y los cambios dietéticos como la disminución de la vitamina D entre otros, podrían provocar un incremento de la mortalidad cardiovascular en los próximos años a pesar de las mejoras en el diagnóstico y el tratamiento de los factores de riesgo.
Y dentro de los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, destaca el aumento de tejido adiposo en las paredes de las arterias (arterosclerosis), y en este ámbito, recientemente se ha producido un especial interés por los PPARS o receptores de la activación de peroxisomas. Son receptores nucleares que activan la transcripción de distintos genes reguladores. Estos receptores se estimulan ante determinados pequeños componentes lipofílicos, como la testosterona, los estrógenos, el ácido retinoico, la hormona tiroidea, los ácidos biliares y la vitamina D, y actúan como factores de transcripción, controlando la expresión de genes específicos con un papel central en la regulación del almacenamiento y el catabolismo de las grasas de la dieta. Se ha demostrado que son el eslabón entre el síndrome metabólico y la aterosclerosis, y están expresados en todas las células involucradas en la aterogénesis. (A.Grima et al, 2005)
CONCLUSIÓN
En este artículo, se pone de manifiesto la importancia del papel que ejerce la vitamina D en nuestro organismo, ya que realiza diferentes funciones fundamentales como la mejora del aprovechamiento del calcio por parte del organismo y la función de prevenir el riesgo cardiovascular al actuar sobre las movilizaciones de tejido adiposo de las arterias. También se destaca la disminución en el consumo de la vitamina D, debido a las dificultades que conllevan su absorción y asimilación.
BIBLIOGRAFÍA
– Houghton L, Vieth R. (2006) The case against ergocarciferol (vitamin D2) as avitamin supplement. American Journal of Clinical Nutrition 84(4): 694-697.
– Doets E. et al. (2008) Current micronutrient recommendations in Europe: towards understanding their differences and similarities. European Journal of Nutrition 47 Supplement 1:1740.
– Bischoff-Ferrari H. (2011), New functions of vitamin D and how much do we need? Libro Hot Topics en vitaminas y salud; Cap.5 59-73
– WHO. (2004). Vitamin and Mineral Requirements in Human Nutrition, 2nd Edition. Geneva, Switzerland.
– Boix R, Canellas S, Almazán E, Cerrato C. Mortalidad cardiovascular en España. Año 2000. Boletín Epidemiológico Semanal 2003; 11:241-52.
– Grima A, León M, Ordoñez B. (2005) El Síndrome metabólico como factor de riesgo cardiovascular. Revista Española de Cardiología, Supl. 2005; 5:16D-20D