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Estudios científicos demuestran que los fitoesteroles reducen el colesterol LDL

Aterosclerosis Arteriosclerosis es el término aplicado a un conjunto de alteraciones caracterizadas por engrosamiento de la pared arterial con la consiguiente pérdida de elasticidad. Con frecuencia, los expertos en nutrición se centran en uno de los tipos de arteriosclerosis, la aterosclerosis, que se define como el desarrollo de una placa grasa en el interior de la íntima y de la media de las arterias de calibre grande y mediano. La enfermedad puede afectar a las arterias coronarias, cerebrales, femorales e iliacas y a la aorta. La aterosclerosis de las arterias coronarias es actualmente la principal causa de mortalidad en los países industrializados, incluyendo España. Numerosos estudios han puesto de manifiesto que existe una relación causal entre la elevación plasmática de determinados lípidos y lipoproteínas y la aterosclerosis coronaria. Partículas lipoproteicas: nomenclatura Existen seis clases principales de partículas lipoproteicas: quilomicrones; lipoproteínas de muy baja densidad, VLDL (very low density liporpoteins); lipoproteínas de densidad intermedia, IDL (intermediate density lipoproteins); lipoproteínas de baja densidad, LDL (low density lipoprotein); lipoproteínas de alta densidad, HDL (high density lipoprotein); y lipoproteína(a), Lp(a). Los quilomicrones son partículas lipoproteicas formadas y secretadas en el intestino después de la ingestión de grasas. Su función primordial consiste en proporcionar un mecanismo por el que la grasa (triglicéridos), el colesterol y otros compuestos liposolubles de la dieta son transportados desde su lugar de absorción (intestino) al resto del organismo para su captación y posible metabolismo o depósito. Las partículas quilomicrones son las mayores de todas las subclases de lipoproteínas. Las VLDL son partículas procedentes del hígado. Son ricas en triglicéridos derivados de los remantentes de los quilomicrones, tanto captados como sintetizados endógenamente por el hígado. Las IDL son una clase heterogénea de partículas de lipoproteínas que normalmente no se acumulan en el plasma. Las LDL son las principales partículas de lipoproteínas transportadoras de colesterol en la circulación. Los niveles de colesterol LDL se asocian a un aumento del riesgo de aterosclerosis, es por ello, que se denomina “colesterol malo”. Las HDL son una subclase de partículas lipoproteicas que se originan en el intestino, el hígado y en los quilomicrones. Son la subclase de mayor densidad y parece que intervienen en el transporte inverso del colesterol, el único proceso por el que el colesterol de los tejidos periféricos es transportado hacia el hígado para ser metabolizado o excretado del organismo. Las concentraciones de HDL son inversamente proporcionales al riesgo de desarrollo de ateriosclerosis. La Lp(a) es una partícula lipoproteica peculiar formada por una partícula LDL a la que se une, mediante un enlace disulfuro, una glucoproteína de alto peso molecular llamado apo (a). Las elevadas concentraciones de Lp(a) se han asociado a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y dichas concentraciones dependen en gran medida de la herencia. Los factores ambientales influyen menos en ellas que en otras lipoproteínas. Factor dietético que influye sobre los lípidos plasmáticos: el colesterol dietético Los principales factores dietéticos que influyen sobre los lípidos plasmáticos son: el contenido calórico de la dieta; el colesterol; las grasas (saturadas, monoinsaturadas, poliinsaturadas); los hidratos de carbono; la dietética y el alcohol etílico. Nos centraremos en el colesterol dietético. El colesterol dietético eleva la colesterolemia en numerosas especies animales, incluido el hombre. En los primates, las dietas ricas en colesterol producen fácilmente hipercolesterolemia por elevación del colesterol transportado por las LDL. La elevación de la colesterolemia por dietas ricas en colesterol elevan sobre todo el colesterol-LDL, con un efecto más reducido sobre el HDL-colesterol. Pero existen diferencias significativas entre unos individuos y otros a la hora de responder a cambios en el contenido de colesterol: unos han sido llamados no respondedores, porque prácticamente no modifican su colesterolemia cuando consumen dietas ricas en colesterol, mientras que los sujetos denominados respondedores sí lo hacen. Se cree que los primeros son capaces de suprimir más eficazmente su síntesis endógena de colesterol y los segundos no. Se recomienda que el contendido de la dieta en colesterol sea inferior a 300 mg/día. Los alimentos con contenido más alto en colesterol son los sesos, yema de huevo, hígado y vísceras en general. Últimos avances científicos sobre colesterol Un estudio realizado recientemente por el equipo de David Jenkins, de la Universidad de Toronto, en Canadá y publicado por “The Journal of the American Medical Association”, ha estudiado a 46 adultos con alto nivel de colesterol para determinar si una dieta que incluyera esteroles vegetales, componentes naturales de todas las plantas que se encuentran en los aceites vegetales, y fibras viscosas, como avena, cebada y mijo, podía reducir los niveles de colesterol de una forma equiparable a las estatinas. Las estaninas son lipoproteínas que, son utilizadas como fármacos para tratar a los pacientes con altos niveles de colesterol en la sangre. Hasta ahora, los cambios en la dieta ofrecían reducciones moderadas, de entre el 4 y el 13 por ciento, en los niveles de colesterol LDL. Por su parte, las estatinas son capaces de reducir las concentraciones de colesterol LDL entre el 28 y el 35 por ciento. Para este estudio se diseñaron tres tipos de dietas: la primera, que sirvió como control, muy baja en grasas saturadas, basada en cereales de grano entero molidos y con productos lácteos poco grasos; la segunda, la misma dieta más 20 mg/día de lovastatina (que es un fármaco derivado de la estatina); y una tercera dieta rica en esteroles vegetales, proteínas de soja, fibras viscosas y almendras. Los tres grupos dietéticos –control, estatinas y alta en esteroles- mostraron una reducción del colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL) del 8,0; 30,9 y 28,6 por ciento, respectivamente. Asimismo, la disminución en el nivel de proteína C reactiva (PCR, que es un indicador de inflamación que en altos niveles aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca) fue del 10; 33,3 y 28,2 por ciento para cada uno de los grupos. A la luz de estos resultados, el director de la investigación, David Jenkins, sostiene que “las recomendaciones dietéticas actuales basadas en dietas bajas en grasas saturadas deben ampliarse para incluir comida rica en fibra y fitoesteroles”. Otros estudios científicos sobre los efectos de los fitoesteroles en la salud cardiovascular han llevado a que la Asociación Americana del Corazón, la Asociación Americana de Diabetes y los programas de nutrición estadounidenses recomienden su consumo. La FDA -Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos- ha establecido que el consumo de dos gramos de fitoesteroles al día puede reducir entre un quince y un cuarenta por ciento el riesgo coronario en función de la edad y las características de cada paciente. BIBLIOGRAFÍA
  • Hernández Rodríguez, Manuel; Sastre Gallego, Ana (1999): “Tratado de Nutrición”. Ediciones Díaz de Santos, S.A. Capítulo 67. Madrid. España.
  • Jenkins, David J.A. y colaboradores (23 de julio de 2003): “Effects of a Dietary Portfolio of Cholesterol-Lowering Foods vs Lovastatin on Serum Lipids and C-Reactive Protein”. JAMA (Journal of the American Medical Association). Volumen 290. Número 4. Páginas: 502-510.
  • Lichtenstein, Alice H. (1997): “Conocimientos actuales sobre nutrición: Aterosclerosis”. Editado por: Instituto Internacional de Ciencias de la Vida (ILSI) y traducido por la Organización Panamericana de la Salud. Capítulo 42. Washington. EE.UU.