Los alimentos fermentados son aquellos cuyo procesamiento involucra el crecimiento y actividad de microorganismos como mohos, bacterias o levaduras. La tradición de comer alimentos fermentados nace en Asia. Algunos ejemplos de alimentos fermentados mayormente consumidos son el natto (soja fermentada) y kimchi (col fermentada) en el este y sudeste asiático, en Asia Central se consume kéfir, en la India existe una gran variedad de encurtidos fermentados y yogures, en el Pacífico se consume poi, que es raíz de taro fermentada, en Europa del Este podemos encontrar kombucha, que es té fermentado. Y en el centro y norte de Europa se consume chucrut, yogur y kéfir.
La fermentación de estos alimentos produce microorganismos vivos beneficiosos para la salud. Por lo tanto, la comida fermentada tiene efectos positivos sobre nuestro organismo:
- Son alimentos fáciles de digerir, las bacterias hacen parte de la digestión.
- La fermentación aumenta el contenido de vitaminas del grupo B y la K; fundamentales para la salud ósea y coronaria.
- Durante la fermentación se forman los probióticos, organismos vivos que siguen activos cuando llegan al intestino. Aportan beneficios como reforzar el sistema inmunitario y promover el crecimiento de la flora bacteriana saludable.
- Los fermentos mejoran la absorción de los nutrientes, vitaminas y minerales ingeridos.
- Ayudan a restaurar el equilibrio de bacterias en el sistema digestivo.
- Promueven la modulación del sistema inmunitario.
- Los alimentos fermentados aportan bacterias aumentando la diversidad bacteriana.